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María Paz Zurita: Hacer que las cosas pasen
María Paz Zurita Sanhueza, desde joven destacó por su res-
ponsabilidad: en la enseñanza media estudió Administración
de Empresas y fue reconocida como la mejor de su promoción,
descubriendo en el área de recursos humanos su interés por
trabajar con y para las personas.
Hace más de tres años, junto a su familia, decidió dejar San-
tiago y comenzar una nueva vida en San Nicolás, Ñuble. Allí
encontró un entorno comunitario que la inspiró a fundar la
Agrupación Mujeres Unidas de Lonquén, que hoy reúne a
más de 30 socias rurales. Con este proyecto obtuvieron el re-
conocimiento de Comunidad Mujer por “Mujeres de Campo:
Sembrando Equidad”, un hito que confirmó que estaban en el
camino correcto para trascender e impactar positivamente en
otras mujeres.
Su liderazgo también se ha traspasado a su hija Josefa, de 10
años, quien observa en ella un ejemplo de compromiso social
y carisma. Paralelamente, María Paz ha emprendido con Es-
pacio Alma Divina (@espacio_almadivina), un proyecto que
busca entregar herramientas de bienestar para cuerpo, mente
y espíritu.
Hoy se declara feliz y orgullosa de este camino que une diri-
gencia social, emprendimiento y propósito. Su convicción es
clara: “mi objetivo siempre ha sido hacer que las cosas pasen
para ayudar e impactar a otras personas”.
Marcela Solís: Gestión, arte y compromiso con la cultura
Ingeniera Comercial y Gestora Cultural, ha dedicado más de 15
años a la promoción, difusión y conservación del arte en Ñuble
y el país. Su trayectoria se respalda en más de veinte acciones
concretas en gestión cultural, como su rol de baterista, direc-
tora de la Fundación Remolino, directora del programa Muje-
res y Música de SernamEG, asistente de producción del Teatro
Municipal de Chillán, integrante de la vocalía de cultura de la
Universidad del Bío-Bío y mentora del programa de Industrias
Creativas de Corfo Ñuble, entre otros hitos que unen arte, ges-
tión y territorio.
Para Marcela, este camino no es solo profesional, sino también
un acto de colaboración. “Las transformaciones culturales pro-
fundas nacen desde lo cotidiano, desde lo que compartimos,
desde lo que resistimos y celebramos juntas”, afirma. Su con-
vicción es clara: visibilizar la cultura, abrir espacios de creación
y construir redes que permitan sostener escenarios incluso en
contextos de dificultad.
Agradece con especial cariño a las bandas La Cabra y Loco-
moción Colectiva, donde ha encontrado un espacio como ba-
terista, y a la profesora Carmen Gloria Contreras, con quien ha
trabajado en proyectos significativos como El arte crea por un
mundo mejor y Arte21.
Hoy, invita a todas las mujeres que hacen cultura en Ñuble
a seguir encontrándose en la música, la gestión, el teatro, la
danza y la creación colectiva. Porque para ella, el arte no solo
transforma realidades, también teje comunidad y esperanza.
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