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Romina Celle, tecnología con propósito
Su interés por la educación la llevó a ingresar primero a Edu-
cación Física y luego a Psicopedagogía, donde asumió roles
de liderazgo en el Centro de Estudiantes. Se tituló en 2012 y
decidió emprender una experiencia decisiva: vivir un año en
Brasil. En ciudades como Colombo y Balneario Camboriú co-
noció nuevas culturas, perfeccionó el portugués y trabajó en
escuelas que le permitieron observar el mundo educativo des-
de otras perspectivas. De esa etapa también nació una segun-
da familia, con vínculos que mantiene hasta hoy.
Al regresar a Chile, Romina ingresó al sistema público, conven-
cida de que era ahí donde debía estar para comprender las
realidades que viven estudiantes, familias y comunidades. En
2015 se convirtió en madre y, buscando una vida más tranquila
para criar a su hija, se trasladó a Cobquecura. Fue en este con-
texto rural donde se enfrentó de manera directa a relatos de
violencia intrafamiliar, violencia en el pololeo y acoso laboral,
problemáticas que afectaban a niñas, jóvenes y mujeres de su
entorno. Sus propias experiencias de acoso también impulsa-
ron una reflexión profunda.
A partir de esa necesidad creó inicialmente un proyecto de
transporte seguro para mujeres. Sin embargo, su inquietud por
llegar a más personas la llevó a un encuentro clave con Caroli-
na Aliaga. Juntas desarrollaron ATodas: una aplicación diseña-
da por mujeres y para mujeres, que hoy se posiciona como una
herramienta concreta para la seguridad personal con perspec-
tiva de género. La aplicación, disponible en Play Store y de uso
gratuito desde los 13 años, permite geolocalización, compartir
Alejandra Domedel, Quillón como refugio ubicación en tiempo real, crear redes de contactos seguros,
activar un botón SOS, acceder a información sobre violencia
Nació en Concepción, ciudad que moldeó su sensibilidad artística
y su manera de comprender el mundo. Desde niña sintió una pro- de género y generar reportes.
funda atracción por las manualidades, no solo como un juego, sino
como un medio para expresar su creatividad y generar sus primeros
ingresos.
Su vocación se nutrió del ejemplo de sus padres. De su padre, ven-
dedor, heredó la constancia y la habilidad de relacionarse con las
personas. De su madre, administrativa en la Biblioteca de la Univer-
sidad de Concepción, recibió el contacto cotidiano con los libros,
el conocimiento y el valor de la curiosidad. Ese entorno la llevó a
elegir la Licenciatura en Artes Plásticas, decisión que consolidó su
camino creativo y su amor por las formas, los colores y las ideas.
La vida la llevó a vivir en distintos lugares, experiencias que le entre-
garon aprendizajes, afectos y nuevas perspectivas, aunque también
la sensación persistente de no poder echar raíces. Esa búsqueda se
volvió más intensa tras la partida de su madre y la enfermedad de
su padre, un periodo que la hizo mirar nuevamente hacia su origen.
Fue entonces cuando eligió Quillón, territorio ligado a su familia
desde los años sesenta y que siempre había sido un lugar de des-
canso y encuentro. Llegó en plena pandemia, buscando un entor-
no más tranquilo para criar a sus dos hijos, ambos con TEA, quienes
necesitaban de su presencia y acompañamiento cercano. Quillón
le ofreció calma, naturaleza y la posibilidad de reconstruir su espa-
cio creativo. Al mismo tiempo, las circunstancias la impulsaron a
explorar nuevas formas de trabajar desde casa, conciliando su vida
familiar con su identidad profundamente artística.
Su historia continúa, arraigada ahora en un territorio que le permitió
reencontrarse con su esencia y abrir nuevas posibilidades para su
creación.

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